Después de una semana larga de trabajo o de un día lleno de estrés, un baño relajante es clave para reparar el desgaste físico y emocional. Y es que los baños relajantes consiguen aislar del exterior y, además, propician la calma. Por supuesto, hay que llevar a cabo algunas tareas para potencializar sus beneficios, como contar con productos de baño especializados y comprometerse a tener, por lo menos, 30 minutos de descanso sin interrupciones.
Ya sea en tina o en regadera lo ideal es utilizar agua caliente, por supuesto a una temperatura que resulte cómoda y que no lastime la piel. El agua caliente no solo ayuda a aliviar el dolor muscular, sino que también reduce la fatiga mental, estimula la buena circulación de la sangre, descongestiona el sistema respiratorio y ayuda a eliminar toxinas en la piel. Todos estos beneficios se potencian al agregar el aceite esencial más adecuado para el momento. De eucalipto o menta para descansar y ayudar a sanar un resfriado, de cítricos para energizar o de lavanda o romero para dejar atrás la ansiedad.
Otros elementos garantizarán el éxito de este ritual de descanso: utilizar una iluminación tenue y cálida (razón por la que las velas son grandes aliadas); si se tiene tina, colocar en ella pétalos de flores aromáticas como las rosas u hojas o ramitas del ingrediente del aceite esencial elegido y, como un importante toque extra, consentir a la piel con un jabón hecho con aceites esenciales.
Este último puede realizarse en casa y, en sí misma, su elaboración resulta relajante. Por ello es que dejamos aquí una receta para hacer un jabón artesanal de lavanda, aunque puede sustituirse por el ingrediente de elección.
Ingredientes:
300 gr de Aceite de oliva
600 gr de Aceite de coco
100 gr de Aceite de almendras
30 gr de Aceite esencial de lavanda
389 gr de Agua desmineralizada
151 gr de Sosa caustica
Colorante para jabón de aceite violeta brillante
Molde de silicona para jabón
Flores de lavanda